Un chocolate bien caliente para combatir el frío de un otoño que ya parece invierno, unas ricas facturas para compartir con tantos amigos de la Escuelita de Fútbol, unas horas divertidas y entretenidas como las de cada miércoles y viernes en el Club Social y Deportivo Municipales.
El merendero que funciona después de cada práctica no sólo es sostenido por la inversión económica dirigencial sino también y fundamentalmente por la vocación y el amor de los compañeros y compañeras voluntarios que dedican su tiempo a atender a los chicos.
Como nuestro nombre bien lo indica, Municipales es un club social y deportivo, en ese orden podríamos decir sin equivocarnos.
Porque la contención y el acompañamiento es para nosotros una misión más importante que la de perseguir cualquier resultado en un partido, un torneo o una copa determinada.
Así lo entendemos todos en el Club, así, con ese objetivo, trabajamos todos los días.
La Escuelita de Municipales tiene sus puertas abiertas para chicos de distintos barrios, en muchos casos provenientes de hogares que se encuentran en una complicada situación económica y social, sin chances de acceder a otras instituciones.
Por eso, la doble práctica semanal, el servicio de transporte gratuito que les facilita la llegada al Club y el regreso a casa, la formación, los valores que adquieren, el juego, el hecho de compartir minutos de fútbol y esa merienda reparadora, todo apunta a que la experiencia sea inclusiva y maravillosa para ellos.
Quienes formamos parte de Municipales repetimos siempre una frase, que tenemos internalizada: un chico más en el club es un chico menos en la calle.
Muchas gracias a todos los profesores y a los compañeros y compañeras que con su esfuerzo hacen posible nuestra misión.
