
Se cumplen hoy 48 años de «La noche de los lápices», momento en el que estudiantes secundarios del Colegio Normal 3 de La Plata fueron secuestrados por efectivos a las órdenes del entonces jefe de la Policía bonaerense, coronel Ramón Camps, en el marco de un operativo de represión ilegal y durante la última dictadura militar.
Las víctimas eran militantes que habían participado en la movilización que un año antes había conseguido la implementación del Boleto Estudiantil Secundario (BES) en la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.
En agosto de 1976, la dictadura cívico militar decidió suspender este beneficio con el propósito de identificar a los referentes del movimiento estudiantil que habían encabezado este reclamo.
Los estudiantes secuestrados en 1976, en su mayoría integrantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), fueron calificados en ese entonces por la policía bonaerense como «potencial semillero de subversivos».
Así fue como en la noche del 16 de septiembre comenzó un operativo de efectivos policiales y del Batallón 601 de Ejército para capturar a nueve jóvenes que tenían entre 16 y 18 años: Claudio De Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro fueron secuestrados de sus domicilios por las fuerzas.
A ellos le siguieron Emilce Moler y Patricia Miranda, estudiantes del Colegio de Bellas Artes de La Plata capturados 24 horas después. Cuatro días después también fue detenido Pablo Díaz, militante de la Juventud Guevarista.
Los jóvenes estudiantes fueron llevados a un centro clandestino de detención donde fueron torturados durante semanas y luego llevados al Pozo de Banfield, la dependencia de la Brigada de Investigaciones de Banfield de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.